lunes, 8 de octubre de 2012

Acerca del Partido-Frente


ACERCA DEL PARTIDO-FRENTE
Ignacio Pinacho

                                                                                                         El avance hegemónico de la izquierda ha sido posible por la capacidad de construir una fuerza política basada en partidos altamente politizados, ideologizados y con un culto sagrado a la unidad y al respeto de la identidad de cada uno de los ocho partidos que componen el Frente Amplio. Confluencia de partidos articulados por la unidad de acción a partir de un programa común, adoptado por mayorías internas muy exigentes, que expresa un alto grado de consenso. (Roberto Conde. Fundador del Frente Amplio de Uruguay)



Por el alto grado de heterogeneidad -más por métodos, por cuestiones de táctica política y simbolismos que por contenidos programáticos- en distintos referentes de la izquierda mexicana se ha venido planteando la posibilidad de construir un Partido-Frente que aglutine a sus muy disímbolas expresiones.

Sin embargo, no es tarea sencilla, sobre todo porque  algunos agrupamientos prefieren seguir manteniéndose como tal, sin poner en riesgo sus actuales prerrogativas o su capacidad de negociación que han alcanzado como resultado de los últimos procesos electorales, como el caso del PT y Movimiento Ciudadano.

Y si a ello le agregamos la conversión del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en partido político, con sus propios esfuerzos o través del MC, la viabilidad de semejante proyecto se vuelve prácticamente imposible. En todo caso es en el Partido de la Revolución Democrática donde debiera debatirse seriamente dicha propuesta, si realmente pretenden refundar su pacto constitutivo.

Por otra parte, los agrupamientos que desean construir y buscar el registro de un nuevo partido político -dentro del espectro de una izquierda moderada- para competir en las elecciones de 2015, también debiesen de apostarle a una idea de tal envergadura, sobre todo si no quieren repetir la amarga experiencia de proyectos frustrados.

En este contexto, expongo algunas ideas acerca de la concepción del partido-frente que, desde mi punto de vista, debiesen ser considerados en todo intento que no quiera terminar como un simple ensayo o en un remedo de la experiencia Uruguaya:

1.- Contar con un sistema democrático de organización de movimientos o corrientes, que tengan la autonomía suficiente para preservar su fuerza y sus formas específicas de organización. Se trata de crear tantas formas de organización partidaria de conformidad a los distintos intereses y necesidades sociales de las agrupaciones y ciudadanos. Un partido-frente con un sistema de redes de organización lo suficientemente amplio, representativo, plural e incluyente. Que cada fuerza política o social, independientemente de su presencia territorial, tenga posibilidades de participación en los órganos de representación y decisión, bajo un formula incluyente sin llegar a la sobrerrepresentación política.

2.- Elaborar una Plataforma Común de carácter económico, social y político, que sea del sentir generalizado de las organizaciones y ciudadanos integrantes del partido. Todos aquellos temas que no sean de consenso, pueden ser manejados y difundidos con toda libertad por las organizaciones o ciudadanos que los sostengan. Las ideas y propuestas deben de fluir sin cortapisa alguna. Únicamente serán los consensos programáticos, los acuerdos unánimes y las reglas de convivencia (estatutos) los que unan a los integrantes del partido.

3.- Todos los órganos de dirección del partido serán colegiados. Se eliminan las figuras de Presidente, Vicepresidente y Secretario General en todos los niveles de dirección. Las resoluciones que se adopten serán por Consenso[1], por Unanimidad[2] y por mayoría calificada[3], dependiendo del tema o asunto a resolver. La Asamblea General o Congreso se integrará a través de dos vías: delegados donde se garantice la representación de todas las expresiones y organizaciones integrantes del partido, sin excepción alguna. Y la otra vía, a través de un proceso electivo de proporcionalidad pura[4]. Con estas fórmulas se trata de hacer compatible un sistema de representación de mayorías y minorías justo y equitativo. Sin olvidar que, finalmente, las resoluciones de la Asamblea o Congreso pueden ser por Consenso, por Unanimidad y por mayoría calificada.

4.- Adoptar un sistema de funcionamiento horizontal que evite la toma de decisiones verticales, a través de la creación de órganos partidarios plenarios. Esto es, asambleas o reuniones plenarias de representantes por organización y/o regionales y de ciudadanos, que adopte resoluciones a través del consenso, mayorías calificadas y de acuerdos unánimes, plenamente reglamentados según el carácter y tipo decisión. Se trata de evitar el surgimiento de las tradicionales cúpulas partidarias o de secretariados comúnmente burocratizados. Las Comisiones Autónomas, como las de rendición de cuentas y transparencia, así como la de garantías y disciplina serán integradas por consenso y con el pertinente perfil profesional.

5.- El órgano encargado del manejo de los recursos financieros que conforme a ley tiene que nombrarse, no solo debe ser integrado por consenso sino que, su funcionamiento y obligaciones, deben estar íntegramente correlacionado con la dirección colegiada del partido. Esto significa, que no puede estar por encima de ningún órgano del partido y que el ejercicio del gasto esté previamente tipificado por la dirección política colegiada correspondiente, y que rinda informes mensuales de su ejercicio. La malversación de recursos debe ser causa inmediata, previas pruebas, de un procedimiento penal.

6.- La instauración de un sistema colegiado de dirección política nos permitirá, al mismo tiempo, despersonalizar la representación del partido y acotar el protagonismo mediático de los dirigentes por encima de la institución partidaria. Al mismo tiempo, se le otorgará un protagonismo a todos las organizaciones o corrientes, dirigentes y militantes, en la medida que todos tendrán la libertad de expresión y acción en las líneas políticas y tareas que no son del acuerdo del conjunto. No habrá voceros, las resoluciones serán dadas a conocer por los órganos colegiados correspondientes.

7.- La autonomía y la libertad de acción son derechos legítimos que todas las expresiones, movimientos o corrientes deben tener, que tengan las condiciones necesarias para su desarrollo, crecimiento, consolidación y ampliación de su presencia territorial. Todos tendrán autonomía y libertad de acción, sin menoscabo de sus derechos electorales y obligaciones que les otorgará el partido. Libertad con unidad en la acción sería la consigna. Se trata de salvaguardar la representatividad de cada fuerza política, pero también de salvaguardar el interés común del partido.

8.- Las características señaladas son la base y soporte para crear un partido político inédito  y sui géneris, capaz de establecer reglas de convivencia de una pluralidad política que ha estado excluida del régimen actual de partidos. Un partido que cultive y haga valer el valor de la tolerancia, como precepto básico y vital del ejercicio democrático. Esta contribución, sin duda, creará las condiciones para el surgimiento y desarrollo de una nueva cultura política.

 8 de octubre de 2012




En sus contenidos esenciales las presentes tesis fueron consensadas al interior de Movimiento Libertad APL y, posteriormente, puestas a consideración de varias Agrupaciones Políticas Locales del DF, en el segundo semestre de 2010, en el intento por constituir un partido político local. Derecho que no se pudo ejercer gracias a la contrarreforma en materia de partidos y APLs que impulsó el gobierno de Marcelo Ebrard y aprobó la ALDF.
[1] La decisión por consenso es un proceso de decisión que busca no solamente el acuerdo de la mayoría de los participantes, sino también persigue el objetivo de resolver o atenuar las objeciones de la minoría para alcanzar la decisión más satisfactoria. A la vez consenso significa: a) un acuerdo general, y b) un proceso para alcanzar dicho acuerdo. La toma de decisión por consenso trata fundamentalmente del proceso.
[2] Sin discrepancia.
[3] Por lo general, se entiende por mayoría cualificada en los sistemas parlamentarios y, por extensión, en otros órganos colegiados públicos y privados, que la votación sobre un asunto sometido a su consideración requiere, para su aprobación, que se emita un porcentaje importante de votos a su favor. Una relación habitual suele ser superior a dos tercios de la cámara.
[4] A cada expresión  o lista le corresponderá tantos delegados de conformidad con el porcentaje de votación.